También filosofan los adultos:
Encuentro filosófico con los directores del Saint Gregory's
El equipo de
directores del colegio participó de un encuentro de Filosofía.
El objetivo principal del encuentro fue atravesar en grupo una experiencia de
reflexión filosófica para poder vivenciar la importancia de pensar, argumentar
sobre las propias ideas e intercambiar opiniones. Los temas de reflexión fueron
el recuerdo y el olvido. El equipo trabajó a partir de la lectura, análisis y
discusión de fuentes filosóficas y no filosóficas que discurren sobre estos
temas. Al finalizar el encuentro, cada uno expresó su opinión sobre
el tema, que a continuación compartimos con ustedes.
Salvador Dalí, La persistencia de la memoria
Si pudiera
recordar todo lo vivido, sería tan sólo un ser apesadumbrado por informaciones
inútiles, incapaz de crear y recrear nuevas experiencias, un ser limitado,
encadenado al dolor del recuerdo constante.
Si pudiera
recordar, me sentaría en un buen lugar, respiraría profundamente y buscaría en
mi memoria aquellos momentos vividos que me dieron felicidad. Olvidaría aquello
que no me gustó, después de haberlo recordado. Disfrutaría de todo este proceso
y lo escribiría para no olvidarlo.
Deseo olvidar
aquel día en que me olvidé de todo, pero cuanto más intento olvidarlo, más lo
recuerdo. Ansío con todas mis fuerzas, por ejemplo, olvidarme del sol que me
cegaba y, cuanto más lo intento, más me quema el fuego, hoy después de treinta
años. Deseo olvidarme y me veo, yo, parada, con el sol que me da justo en los
ojos, yo, sola, ciega, sin recuerdos.
No me preocupo
de cuánto o cómo me olvido o me acuerdo de los hechos. Trato de darme cuenta si
me estoy preguntando o estoy afirmando que tal hecho pasó o no pasó. Me di
cuenta que mi mente olvida y recuerda como mecanismo de supervivencia. Me
gustaría buscar en mí poder cuestionarme más, siento que me place. Pero a la
vez me pregunto que, si todo es una pregunta, necesito mucho equilibrio para
poder seguir preguntándome.
Fracasa el
intento de olvidar porque creo que culturalmente está asociado a un disvalor
(falta de responsabilidad, represión inconsciente) y no lo interpretamos como
un sano vaciamiento de datos y experiencias, al menos momentáneo, para hacer
lugar al pensamiento, a la creación de ideas. La cultura jugaría como el corset
del olvido.
Esa mañana,
Félix se preguntó a dónde iban las cosas que olvidaba. Para su asombro, luego
de pensar mucho en el tema, descubrió que había una relación conjunta entre
recordar y olvidar. El recuerdo implicaba hacer una interpretación actual de
aquello que se había puesto al olvido, que no significaba la destrucción de una
memoria, sino el guardado cuidadosamente de un hecho. Por consiguiente, el
olvido representa el armario donde cuidar los recuerdos. Tanto uno como el otro
son acciones que interactúan entre sí.
Creo que las
cosas olvidadas ocupan, en definitiva, un espacio en nuestra memoria. A ellas
echamos mano en situaciones determinadas, o sea que dejan de pertenecer al
olvido mismo para pasar a ser parte del recuerdo.