Una
pregunta, muchas preguntas:
Nuevas
experiencias en torno a la lectura de textos filosóficos en primaria
Los/as
alumnos/as de 6º grado A y B reflexionan actualmente sobre los sueños. Entre
las actividades que se propusieron en el espacio de Filosofía, leyeron un breve
pasaje adaptado de las Meditaciones
metafísicas de René Descartes, donde el filósofo francés afirma que no
tiene modo de distinguir lo que ocurre en el sueño y lo que ocurre en la
vigilia. A partir de allí, los alumnos discutieron la opinión de Descartes. Los
que estaban en desacuerdo argumentaron que cuando uno/a sueña con cosas que no
existen, como los monstruos, entonces es posible tener la certeza de que eso no
es la realidad, sino un sueño. Asimismo, si sentimos dolor no podemos estar en un
sueño, ya que en los sueños no se sienten sensaciones físicas. Los que estaban
de acuerdo con Descartes contra-argumentaron que cada vez que alguien sueña con
algo, no importa qué cosa sea eso, no hay manera de saber en el sueño que eso
es un sueño, ya que uno/a sueña y vive los sueños como si éstos fueran
realidad.
Como
suele ocurrir con los textos filosóficos, el de Descartes despertó más
interrogantes que respuestas. Los/as chicos/as se preguntaron:
¿Se
puede distinguir el pensamiento del sueño? ¿No es posible acaso llamar a los
sueños pensamientos?
¿Podemos
elegir qué soñar, qué pensar y qué no pensar?
¿Cómo
es que llegamos a pensar? ¿Hay voces e imágenes dentro de nuestra cabeza?
Tener
la mente en blanco es no pensar en nada. ¿Qué es la nada?
Compartimos
con ustedes el texto de Descartes:
Hay
algunas cosas de las que no puedo dudar, como por ejemplo, que estoy aquí,
sentado, junto al fuego, vestido con una bata, teniendo este papel en las
manos. ¿Cómo negar que estas manos y este cuerpo sean míos? Sin embargo, debo
considerar que soy un hombre y que tengo la costumbre de dormir y de pensar en
los sueños las mismas cosas que me ocurren cuando estoy despierto. ¡Cuántas
veces me sucedió soñar de noche que estaba en este mismo sitio, vestido, sentado
junto al fuego, cuando en realidad estaba en mi cama, durmiendo! Me acuerdo
que, muchas veces, estas ilusiones se burlaban de mí mientras dormía. Veo
claramente que no hay una manera de distinguir lo que ocurre en el sueño y lo
que ocurre durante el día. Supongamos, pues, que ahora estamos dormidos y que
todas estas cosas, que abrimos los ojos, que movemos la cabeza, que extendemos
las manos, no son sino engañosas ilusiones.
René Descartes, Meditaciones
metafísicas, I, AT IX.14-15
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