jueves, 13 de junio de 2013

Una pregunta, muchas preguntas:
Nuevas experiencias en torno a la lectura de textos filosóficos en primaria

Los/as alumnos/as de 6º grado A y B reflexionan actualmente sobre los sueños. Entre las actividades que se propusieron en el espacio de Filosofía, leyeron un breve pasaje adaptado de las Meditaciones metafísicas de René Descartes, donde el filósofo francés afirma que no tiene modo de distinguir lo que ocurre en el sueño y lo que ocurre en la vigilia. A partir de allí, los alumnos discutieron la opinión de Descartes. Los que estaban en desacuerdo argumentaron que cuando uno/a sueña con cosas que no existen, como los monstruos, entonces es posible tener la certeza de que eso no es la realidad, sino un sueño. Asimismo, si sentimos dolor no podemos estar en un sueño, ya que en los sueños no se sienten sensaciones físicas. Los que estaban de acuerdo con Descartes contra-argumentaron que cada vez que alguien sueña con algo, no importa qué cosa sea eso, no hay manera de saber en el sueño que eso es un sueño, ya que uno/a sueña y vive los sueños como si éstos fueran realidad.  
Como suele ocurrir con los textos filosóficos, el de Descartes despertó más interrogantes que respuestas. Los/as chicos/as se preguntaron:

¿Se puede distinguir el pensamiento del sueño? ¿No es posible acaso llamar a los sueños pensamientos?
¿Podemos elegir qué soñar, qué pensar y qué no pensar?
¿Cómo es que llegamos a pensar? ¿Hay voces e imágenes dentro de nuestra cabeza? 
Tener la mente en blanco es no pensar en nada. ¿Qué es la nada?


Compartimos con ustedes el texto de Descartes:

Hay algunas cosas de las que no puedo dudar, como por ejemplo, que estoy aquí, sentado, junto al fuego, vestido con una bata, teniendo este papel en las manos. ¿Cómo negar que estas manos y este cuerpo sean míos? Sin embargo, debo considerar que soy un hombre y que tengo la costumbre de dormir y de pensar en los sueños las mismas cosas que me ocurren cuando estoy despierto. ¡Cuántas veces me sucedió soñar de noche que estaba en este mismo sitio, vestido, sentado junto al fuego, cuando en realidad estaba en mi cama, durmiendo! Me acuerdo que, muchas veces, estas ilusiones se burlaban de mí mientras dormía. Veo claramente que no hay una manera de distinguir lo que ocurre en el sueño y lo que ocurre durante el día. Supongamos, pues, que ahora estamos dormidos y que todas estas cosas, que abrimos los ojos, que movemos la cabeza, que extendemos las manos, no son sino engañosas ilusiones.  

René Descartes, Meditaciones metafísicas, I, AT IX.14-15
 



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